martes, 1 de diciembre de 2009

R.I.P

En el fondo, él no era más que un niño. Un niño enmascarado, disfrazado, parapetado en toneladas de saberes, en pretendida intelectualidad. Era la clásica imagen del refugiado en los libros incapaz de enfrentar sus propios fantasmas, ni siquiera ejerciendo un oficio tan catárquico como el de actor porque eso hacía, cuando enseñaba a sus alumnos, actuar; sin embargo no era tan bueno en las demás facetas de su vida y se perdía. Había elegido una mujer, que no un amor, con quien compartir su vida, pero no la encarnaba a "ella" y tampoco sus hijos eran capaces de amortiguar la gravedad que le pesaba, por eso buscaba continuamente, inconscientemente; en el desierto un oasis, en el otoño; la primavera, en el invierno; un verano, en lo posible; lo imposible y se camuflaba en personajes que hablaban de sus debilidades como él no podía hacerlo, desde ese pedestal donde se situó a sí mismo . Y ella lo encontró sumido en una desesperación de la que él no era consciente, le dio de beber pero él no se dio cuenta al principio y a escondidas la buscaba , le dejaba mensajes subliminales que solo ella entendería hasta que el gato se convirtió en ratón y viceversa. Comprendieron ambos que, obedeciendo a las leyes, alguien tenía que morir. Así pues, decidieron matar al mensajero.

Señoras y señores, he muerto.

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